Sobre este tema quizás no tengamos una definición o repuesta correcta, porque en muchos de los casos el porqué sólo lo sabrá Dios, pero vamos a tratarlo dentro de uno de los círculos de fe que más manifestaciones del Espíritu ha vivido en los últimos tiempos, hablamos del Círculo Pentecostal.
Sabemos que las manifestaciones pentecostales en muchas iglesias antes del COVID-19 eran normales, micrófonos empuñados pegados a la boca, soplo de micrófonos, griterías, correderas, lágrimas, saltos, remeneos de diferentes tipos, lenguas, etc. Al parecer, luego de una pausa y un nuevo reinicio de los cultos dentro de los templos, todo ha cambiado en muchos lugares, los hermanos ahora están en sus asientos, tranquilos, adoran y escuchan el mensaje y no vemos los comportamientos que veíamos antes, ahora nos preguntamos ¿ha dejado el Espíritu Santo de operar en la iglesia?
A muchos se les ha enseñado que si en un culto no hubo ninguna de las cosas mencionadas Dios no se movió en ese lugar y eso lo han creído durante años, pero esto es un error. Algunos dicen que tienen al Espíritu Santo retenido y en algunos lugares han violado el distanciamiento dentro de los templos porque entienden que el distanciamiento mantiene al Espíritu Santo fuera del culto.
El domingo mientras predicaba Lucero Rodríguez, ella decía que “no tenemos retenido al Espíritu Santo, sino a nuestra carne” y esto es muy cierto, porque nadie puede retener al Espíritu Santo. A veces nos cuesta entender que muchas de las cosas que ocurren en la iglesia no son acciones del Espíritu Santo sino de nuestra carne, y no hablo en sentido de pecado, sino de las emociones, las cuales dentro de un orden son buenas y no hacen daño, pero dentro del desorden si pueden producir daños.
Vamos a ver lo que sucede en el cerebro científicamente cuando una persona está sometida bajo algunos tipos de emociones como, por ejemplo: cuando compramos algo, escuchamos música, estamos en una fiesta familiar, etc. Vamos a ver que sustancias químicas influyen.
Los neurotransmisores son mensajeros en el cerebro, sustancias químicas que transmiten información de una neurona a otra y cuando tu cerebro emite uno de estos químicos te hacen sentir bien.
Tenemos dos sustancias químicas como las más comunes:
Dopamina: esta se caracteriza por presentar picos intensos de euforias y se activa cuando estamos motivados a alcanzar una meta y la logramos o cuando compramos algo.
Endorfinas: estas se activan durante la sexualidad o las visualizaciones placenteras, como paisajes, realizar actividades como escuchar música, bailar, caminar o hacer ejercicios.
Aunque este estudio no es científico, sino para tratar un asunto religioso, no podemos negar que como humanos que somos, no dejamos de serlo cuando estamos en la iglesia. Como seres humanos, nuestras emociones siguen ahí, es decir que sin importar lo que pase seguiremos siendo humanos, que nos sentimos felices, tristes, alegres, etc., y en la iglesia es el único lugar donde muchos pueden sentir ese gozo, alegría y paz que es tan importante para nuestra vida.
El Espíritu Santo opera de muchas formas, pero el cerebro humano viene diseñado por default a reaccionar en diferentes escenarios de alguna manera que ya está en nuestro diseño. Un ejemplo sencillo es que si algo te causa gracia, automáticamente el cuerpo reacciona con risa. Entonces así mismo cuando escuchamos una canción que de una u otra manera sus letras se conectan con nuestras almas, dependiendo de nuestro estado de ánimo puede producir alegría, tristeza, etc.
Con relación a esto debemos resaltar que el cerebro se configura a un círculo cultural y social, dependiendo de esto, un tipo de música puede influir o no en un individuo. Por ejemplo: si un dominicano escucha un rock and roll, su cerebro probablemente no tenga ninguna reacción a esta música, pero si escucha un merengue inmediatamente el cerebro se activa y las químicas del cuerpo reaccionan, algunos mueven los pies y la cabeza inmediatamente; de la misma manera pasará si un americano escuchara un merengue, su cerebro no reaccionaría igual. Con esto digo que muchas de las cosas que hacemos están condicionadas al círculo social o cultural al que pertenecemos, por eso muchas iglesias pentecostales no reaccionan iguales a determinadas prédicas, todo dependerá de la cultura de la iglesia. Debido a esto, muchas personas cuando escuchan alguna canción de amor y recuerdan a alguien que amaron, lloran automáticamente.
Entonces ¿tiene el Espíritu Santo una forma específica de enseñarnos que Él está con nosotros o que Su presencia está en un culto? ¿El que no reacciona de una forma específica no tiene el Espíritu Santo? Si lo vemos de esta manera entonces diríamos que solo una parte de los cristianos en el mundo tiene el Espíritu Santo y las otras denominaciones cristianas no lo tienen, ni reciben apoyo espiritual de Dios. Interpretar de esta manera el mover de Dios sería un error, ya que Dios tiene una forma de trabajar y de actuar que no están condicionadas a la mente y voluntad humana.
En conclusión, lo que está pasando en este tiempo no es que el Espíritu Santo ha dejado de sentirse o de obrar en las reuniones de cada domingo, sino que muchos no reciben la motivación para que las sustancias químicas del cerebro se activen, como normalmente se han acostumbrado, y obviamente ahora debemos estar sentados en una silla escuchando la palabra y sin poder movernos, ni salir corriendo, ni sacudirnos con violencia, ni que alguien te ponga las manos y te diga “recibe, recibe, fuego, fuego; ahí está mira, mira, mira”, etc., al junto de un fondo del piano con una música de suspenso que apoya la voz del predicador, quien grita con el micrófono empuñado en la mano “pelea, pelea, agarra tu bendición, vate tus manos, recójanme las sillas vengan todos aquí adelante”, etc.
¿Qué está pasando en realidad? Lo que sucede es que ya nuestro cerebro está programado a este tipo de cosas y ahora que no podemos actuar bajo estas reacciones emocionales, no podemos recibir la impartición de Dios a través del Espíritu Santo en cada reunión. Aunque tú estés sentado en una silla, quiero que sepas que el Espíritu Santo no lo está, debes entender que Dios quiere hacer cambios en nosotros y que, en vez de estar conectados con emociones y sustancias químicas, nos conectemos realmente con su eterno Espíritu Santo.
El poder de Dios quiere moverse en este tiempo, pero muchas personas en la iglesia no le permiten que Él se mueva en su vida porque se hicieron adictos a que los emocionen, a que el que está en la dirección de la reunión le active todas las sustancias para ellos sentir y reaccionar. Debemos comprender que tener a Dios no es sentirlo, tener Su Espíritu Santo es más que eso, Dios se deja sentir cuando Él quiere y cuando tú lo necesites. Aunque ya no haya adrenalina en los cultos Dios está ahí al igual que antes.
Los que ministran deben entender que Dios está presente aún cuando la gente no corre ni se sacude, Dios sigue ahí, pero debemos dejar de esperar que sucedan las mismas cosas que antes. Vamos a permitirle al Espíritu Santo que obre con Su presencia en cada reunión como Él quiera. No nos resistamos a Su poder, porque Él está ahí para bendecirnos, rompamos los patrones y aprendamos a recibirle también de forma apacible, así como se le mostró a Elías en 1 Reyes 19:12. El poder de Dios quiere sanar, liberar, fortalecer, avivar, restaurar, etc., solo permitámosle hacerlo, abre tu mente y corazón para que Su presencia te llene en cada reunión.
El Espíritu Santo quiere glorificarse como nunca en nosotros y no quiere ni necesita intervención humana para hacerlo, por esto solo oremos y adoremos, Él se encargará de hacerlo. No tienes que poner las manos sobre la gente, Dios mismo tocará a las personas y hará que transicionen a una nueva etapa en la vida.
Recuerda: La distancia social es para los hombres, pero no hay distancia para su Espíritu Santo. No hay distancia entre tú y Dios.
15 Agosto 2020
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